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Hay muchas maneras de estampar una prenda de vestir y cada una de ellas tienen unas características, no son mejores ni peores, sino distintas. La más extendida en cualquier caso es la serigrafía, un sistema de estampado que utiliza pintura o tintas especiales para textiles u otros objetos, pero tiene la desventaja de que está pensada para tiradas grandes.

Para entender esto, primero debemos conocer el proceso. La serigrafía es un sistema utilizado por las imprentas para la impresión de casi cualquier cosa. Teniendo el diseño que se va a utilizar, con programas informáticos se separan los colores, es decir, se imprimen unos fotolitos para cada color, generalmente cuatro, amarillo, cian, magenta y negro. Hecho esto, para poder realizar la estampación en una camiseta, hay que preparar un bastidor para cada color. Estos bastidores son como lienzos de pintura, en los que utilizando un producto fotosensible y «solarizando» el fotolito contra el bastidor, conseguimos, después de lavarlo y prepararlo, dejar una copia que funcionará como un colador que sólo dejará pasar la pintura a través de su fina malla, por la zona que dejó libre el fotolito.

De esta manera, y con un sistema manual o mecánico, cada plancha se utilizará para estampar cada color, y conseguir una impresión perfecta. Es por todo esto por lo que al inicio comentaba que la serigrafía sólo sirve para tiradas grandes, pues el coste de los productos a utilizar y la amortización de los mismos, sólo es posible con tiradas de grandes cantidades.

En este vídeo podréis ver el proceso de estampación a cuatro colores. Como veréis, es un sistema profesional, por lo que hacerlo de manera más casera, tiene muchos inconvenientes. https://www.youtube.com/watch?v=4AThDbT9oKQ

Pero ¿hay otros sistemas? Si, hay más, como pueden ser la sublimación, el tansfer, la impresión directa o como ya hicimos un intento en su día, el vinilo imprimible. Todos estos sistemas tienen sus ventajas y desventajas como la serigrafía. La sublimación requiere de una impresión con tintas especiales y textil especial para sublimar. El transfer es barato, pero la durabilidad y acabados no son comparables con el resto. La impresión directa, requiere de una impresora específica y no son baratas y el vinilo imprimible, no funciona como queríamos, es caro y el acabado no es el esperado.

¿Queremos decir con esto que el vinilo de corte es el mejor? Por supuesto que no. Todo lo bueno o lo malo que haya comentado hasta ahora, hace referencia a lo que nosotros requeríamos y tras haber estudiado los sistemas y probados algunos de ellos, llegamos a la conclusión de que, económicamente, no eran viables, y el vinilo de corte era muy solvente en este aspecto. Hemos tenido que hacer un desembolso inicial en material, pero ha merecido la pena, y para que entendáis el sistema, os lo explico.

El vinilo textil de corte

Una vez que probamos el vinilo imprimible y nos estrellamos, teníamos que resolver el problema de amortizar el coste de las herramientas adquiridas para su manipulación, un ploter de corte y una plancha. Sé que os sonará a chino, pero en breve lo entenderéis.

El vinilo de corte es una fina capa de vinilo de color, hay muchos para elegir, que por uno de sus lados es sensible al calor y aplicando presión a altas temperaturas, se funde con la prenda en la que se estampa, quedando pegada a ella.

Seguro que habréis visto las equipaciones de un equipo de futbol. Camisetas con números y nombres, se realizan con vinilo de corte. El vinilo es muy fino y el acabado no es molesto, y además es muy resistente al lavado y al planchado manual, por lo que la elección de este material era la mejor.

¿Cómo se trabaja?

Al ser un producto de un único color, tenemos que jugar con el color de fondo de la prenda para realizar el diseño. Se utiliza un sistema que se denomina «stencil», que para que lo entendáis bien, es como las plantillas que colocan en una pared, o una caja y posteriormente pintan con un spray, dejando impreso sólo el diseño.

Con el vinilo realizamos algo parecido, por lo que tenemos limitaciones de uso, aunque podemos realizar también diseños en varios colores. Todo es estudiarlo.

Una vez que tenemos definido el diseño, pasamos al corte que realizamos con el ploter. Este aparato es básicamente una impresora que en lugar de imprimir, dispone de una fina cuchilla que va realizando los cortes necesarios para terminar el diseño. Cuando ya lo tenemos, realizamos un trabajo que denominamos «pelado», en el que, con unas pinzas y totalmente a mano, retiramos el vinilo sobrante, dejando sólo el que vamos a estampar.

Una vez tenemos el diseño listo, pasamos al planchado. Suponiendo que vamos a estampar en una camiseta de algodón, plancharemos el vinilo con una plancha de presión especial para este trabajo a unos 165 grados centígrados durante 10 o 15 segundos. Y tras el planchado, la prenda está lista para ser usada.

Como veis, el sistema no es sencillo pero nos permite poder hacer una sola prenda sin tener que incurrir en un coste elevado. Bueno, si bien es cierto que hay que adquirir el vinilo, el sobrante te servirá para muchas más estampaciones, por lo que es importante cuadrar bien los diseños para aprovecharlo al máximo.

Espero que hayas aclarado tus dudas respecto al proceso, pero si aún te has quedado con ganas de más, puedes utilizar nuestro formulario de contacto para consultarnos.